Para sentir desde lo lejos, donde me ha llevado la distancia que hay entre los brazos y la cruz,
Debo recoger las horas caídas desde el árbol del allá,
Debo respirarme junto a la noche,
Ir y regresar hasta beber de las miradas que son semillas de molino al nacer;
Encontrarme en la imagen a la que responden primero los sentidos,
Hallarme en las alas contrastadas,
En esa eterna cadencia de mano y fulgor de plata, que habla con voz de niño para guardar sigilosamente el secreto de la luz.
Para hacer que el mundo se haga silencio y aparezcan las campanas del arrebol,
Debo rasgar la hendidura que ahora sólo detiene el miedo agonizante,
Percibir, ser aquí y luego aquí, acción;
Renacer en las alas y en las musas submarinas,
En los desafiantes la intensidad,
En los oscuros y radiantes carruajes de seda viva que emergen desde afuera hacia dentro guiando los corceles indomables a su lugar.
Para ver la formación de los templos y los remolinos de fuego,
Las encantadoras del halo nocturno bajan y suben en el carrusel,
Luchan desde la premura incurable hasta su anhelo cierto de volar,
Buscan las posiciones del viaje, se sumergen en las campanas del allá.
Debo recoger las horas caídas desde el árbol del allá,
Debo respirarme junto a la noche,
Ir y regresar hasta beber de las miradas que son semillas de molino al nacer;
Encontrarme en la imagen a la que responden primero los sentidos,
Hallarme en las alas contrastadas,
En esa eterna cadencia de mano y fulgor de plata, que habla con voz de niño para guardar sigilosamente el secreto de la luz.
Para hacer que el mundo se haga silencio y aparezcan las campanas del arrebol,
Debo rasgar la hendidura que ahora sólo detiene el miedo agonizante,
Percibir, ser aquí y luego aquí, acción;
Renacer en las alas y en las musas submarinas,
En los desafiantes la intensidad,
En los oscuros y radiantes carruajes de seda viva que emergen desde afuera hacia dentro guiando los corceles indomables a su lugar.
Para ver la formación de los templos y los remolinos de fuego,
Las encantadoras del halo nocturno bajan y suben en el carrusel,
Luchan desde la premura incurable hasta su anhelo cierto de volar,
Buscan las posiciones del viaje, se sumergen en las campanas del allá.
2 comments:
el tañir de las campanas, el sonido a lo lejos, uno de los más viejos portadores de noticias. Nada más impresionante e inmortal. lascampanas nos llevan a otras vidas, a otros pueblos. gracias p or ese texto hermoso.
El repicar de las campanas siempre es anuncio de...algo.Ellas traspasan las alturas...Precioso escrito.Precioso.
Un abrazo
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